Mis queridos vecinos
Por fin, mi hermana y yo habíamos encontrado un piso de alquiler en una zona próxima al centro. Se trataba de un edificio viejo, de los que se construyeron en la época de Franco.
Cinco pisos sin ascensor y dos viviendas por planta. El alquiler se ajustaba a nuestro presupuesto. De lo que no nos informó el de la inmobiliaria, era que en el precio incluía también aguantar a los vecinos.